Autor, adaptador, director y productor, David Serrano es por encima de todo un apasionado espectador y lector de obras teatrales. Tiene un ojo muy entrenado para percibir lo que se puede convertir en éxito porque siempre está atento a lo que se estrena en Londres, Nueva York o Buenos Aires, las tres capitales teatrales del mundo. En los últimos años, ha estrenado como director La venus de las pieles, Buena gente y Lluvia constante, y es el adaptador de Bajo terapia y de Tierra del fuego, la próxima producción de PTC. Y ya está en marcha con la traducción y adaptación de otra obra del autor de Buena gente, David Lindsay-Abaire, Rabbit hole, que probablemente llegará a Madrid durante la temporada que viene. Hablamos de todo eso y más en una charla animada y reveladora.
¿Cómo vas conociendo todas esas obras en las que te acabas involucrando de una u otra manera?
Pues para eso está internet, me gustaría viajar más, más que a Londres o a Nueva York, a Buenos Aires, donde también hay muchas obras interesantes. Los tres sitios son importantes. Buena gente, por ejemplo, la vi en Buenos Aires; de Lluvia constante pedí el texto a unos productores argentinos que la habían hecho; La venus la vi en Nueva York y Rabbit Hole simplemente compré el libro y la leí.
¿Qué es lo que te llama la atención de una obra para que te decidas a producirla o dirigirla?
Son casos muy distintos. La venus la vi y me encantó, me lo pasé genial en el teatro. Vi Buena gente y me encantó también y leí Lluvia constante y lo mismo. Realmente lo que me pasa con esas obras es que me gustaron mucho, no estaba buscando un drama o un thriller, simplemente me topé con ellas, de pura casualidad, y con Rabbit hole que es la siguiente que voy a hacer así grande, igual, una vez que ya estábamos haciendo Buena gente, me puse a buscar obras de este autor, de David Lindsay, y la primera fue esta y dije este tío es un genio, y me puse a mover ficha también con esa. También es verdad que leo mucho, muchas obras, y hay muchas que no me interesan, casi leo una obra a la semana más o menos.
Pero tienes bueno ojo, suelen ser éxitos normalmente...
Bueno, es bastante fácil, y muchas veces aunque tengas éxito puedes llegar a perder dinero, ¿eh? Tal y como está el teatro ahora mismo... La vida del productor teatral es muy sacrificada y es muy complicado ahora mismo poder ganar dinero con el teatro, muy complicado. Simplemente son las obras que me gustan. También es cierto que las tres obras que hice este año y el anterior, Lluvia constante, La venus de las pieles y Buena gente, se han hecho en todo el mundo, son 3 éxitos mundiales, de hecho me encontré con el autor de Buena gente en Nueva York, porque fui a ver una obra, la nueva que ha escrito, y me presenté, estuve hablando un poco con él, y ni sabía que se había hecho en España, pero claro, es que la ha vendido a todo el mundo, estaba encantado de la vida. Son obras muy importantes las tres. Realmente no he descubierto nada extraño por ahí.
Vayamos una por una. Hablemos de Buena gente para empezar.
Es que me encantó, ya te digo, la vi y como espectador me gustó mucho. Yo me tengo por un espectador bastante normal, entonces si yo disfruto como espectador, creo que la gente lo puede disfrutar también. Es complicado encontrar una obra que esté tan bien escrita, que mezcle la comedia y el drama tan bien y al mismo tiempo que tenga personajes muy interesantes. Te sorprende constantemente, porque la obra va por un lado y de repente en mitad de la función pega un giro muy grande, y eso a mí me llamó mucho la atención, sobre todo ese giro, ese cambio que le da mucho más peso a la segunda parte de la obra, a mí me entusiasmó. Y habla de gente muy real, muy reconocible. Y cuando haces una obra de ese tipo, es importante que tenga buenos personajes para que los buenos actores se sientan atraídos e interesados por hacerla. Los grandes actores, cuando buscan una obra, sobre todo buscan un personaje en el que puedan hacer algo interesante, y Buena gente lo tenía, sobre todo en el personaje de Margarita.
Cuando lees o ves una obra y la quieres hacer, ¿piensas ya en el actor o actriz que tendría que hacerlo?
A veces sí, claro, otra cosa es que al final la hagas con esos o con otros. Pero fíjate que yo cuando vi Buena gente no pensé en hacerla inmediatamente, así como cuando vi La venus de las pieles sí que dije esta la quiero hacer, cuando vi Buena gente ya tenía dos proyectos en marcha. Pero fue por Carlos Lorenzo, que había producido Shirley Valentine, el monólogo que hizo Verónica Forqué, que cuando lo vi yo flipé con ella, porque estaba increíble, fue como redescubrir de alguna manera a Verónica Forqué, que es una de las grandes actrices de la historia de este país, y que si estuviéramos en otro país se la trataría mucho mejor y se la daría mucha más repercusión a todo lo que hace, porque es una de las grandes. Pero esto es España. Y total, que Carlos Lorenzo me dijo que estaban viendo de hacer otra obra con Verónica y me preguntó, ¿conoces alguna? Y de pronto dije: Buena gente. Y así fue. Se la mandó a ella, a Verónica le encantó y nos pusimos a ello.
Todo este proceso, desde que ves una obra y decides hacerla, el conseguir los derechos y todo eso, ¿es muy arduo?
No, no, es mucho menos complicado de lo que la gente piensa, todo te lo hace la SGAE en realidad, te hace toda la negociación. También puedes negociar tú directamente con el representante del autor si quieres, lanzas una oferta, ellos te pedirán más, tú ofrecerás un poco menos y al final no deja de ser como estar regateando en el mercado. Hombre, depende del éxito que esté teniendo la función o de lo moderna que sea, tendrás más complicaciones para conseguirlo. Ellos te pueden pedir una barbaridad de dinero, pues no lo coges y ya está. Otras veces te los quita alguien porque ha sido más rápido que tú.
Pero hay un poco de tráfico de derechos, ¿no? Gente que los compra y luego los revende...
Sí, hay agencias de derechos, claro, hay agencias españolas que tienen relación con las agencias americanas o las inglesas, y todo los autores de esas agencias americanas los tienen de alguna manera cedidos a la agencia española, con lo cual algunas agencias españolas tienen un montón de textos, y hay que pasar por ellas, pero bueno, negocias con ellas y ya está, son intermediarios. No es tan complicado, lo único que ese intermediario se queda un porcentaje. Y luego depende, en el caso de Lluvia constante, por ejemplo, los derechos los tenía un productor argentino para Argentina, pero también los había cogido para Brasil y para España, así que esos derechos nos han costado mucho más dinero que otros y los conseguí porque Lluvia constante es una obra muy jugosa y había otro productor que estaba negociándolos y me los cedió a mí porque nos conocíamos, por relación personal, a veces pasan estas cosas. Otros son más sencillos. Depende. Nosotros pillamos los derechos de Elling, que fue una obra que yo produje, y que dirigió Andrés Lima, y como era una obra noruega, fueron baratísimos y facilísimos. Luego por ejemplo Coté Soler, que también ha producido varias cosas, le costó muchísimo conseguir los derechos de Closer en su día y después, como Closer fue muy bien, el representante del autor, antes de que ese autor estrene una obra nueva, siempre se la manda a Coté, porque han conseguido buena relación y quedaron muy contentos en su día con Closer.
Hablemos de Lluvia constante. Ha sido todo un fenómeno, a nivel de público sobre todo. La gente se queda muy impactada con esta obra...
El texto de Lluvia es muy especial, muy original, porque podría ser una tv movie de policías normal y corriente, pero el autor estuvo muy muy hábil y lo ha contado de una manera totalmente diferente, con esos monólogos contados al público directamente. Y nosotros eso lo hemos potenciado especialmente en nuestra versión, en realidad no había tanta relación con el público en el original, y creo que eso a la gente le impacta. Y luego el éxito de Lluvia está también en que hay dos actores sobre el escenario que están maravillosos y el público engancha muy bien con ellos, con lo que les pasa. He tenido la suerte de contar con dos bestias, Sergio Peris-Mencheta y Roberto Álamo. En los ensayos yo tenía la sensación de que sólo tenía que colocarles y escucharles, ha sido la obra seguramente en la que menos he tenido que dirigir en mi vida. Es muy distinto dirigir unas obras u otras dependiendo del reparto que tengas y en esta la sensación que tenía desde el principio era que sólo había que ponerlos a jugar, conseguir una buena comunicación entre los tres, porque teníamos aquí algo muy especial. Y yo sí esperaba que algo iba a pasar, que con Roberto y con Sergio iba a pasar, no me sorprendió. Hay veces que las cosas van bien y te sorprenden, no te lo esperas, pero aquí desde que empezamos a ensayar vi que había algo, desde las primeras lecturas que hicimos. Y si se hubiese podido hacer en un teatro más chiquitito, si Lluvia se hiciera en un teatro de 150 butacas, con ellos más cerca todavía, la gente fliparía más.
¿No os lo habéis planteado hacerlo así?
Lo hemos hablado Roberto y yo alguna vez, hacer alguna función especial algún día, en un sitio más pequeño, sin escenografía, sólo ellos dos... Ya veremos. Es verdad que tenemos una escenografía increíble, y unas luces, que les han ayudado muchísimo, a ellos y a la obra. Es que en Lluvia he tenido al dream team, con los dos actores y con Juan Gómez Cornejo y Elisa Sanz en el equipo, ha sido todo muy sencillo, las luces de Juan son increíbles, le ha dado un empaque a la función... yo hay veces todavía que veo alguna escena, cuando van al barrio, donde encuentran al chino, y me digo, ¿eso lo he hecho yo? Lo que ha hecho Juan ahí con las luces... me cuesta reconocer que yo he estado por ahí, me parece demasiado buena esa escena como para haberla dirigido yo, y realmente es un mérito de Juan y de Elisa. La escenografía es brutal. Fíjate que yo tenía una idea totalmente diferente para la escenografía y se lo conté a Elisa y me dijo: no, eso es una mierda, vamos a hacer esto mejor. Y dije, claro, pues tienes razón.
Supongo que el hecho que sean dos personajes que en sí mismo albergan sus contradicciones, que no son de una pieza, que no son polos opuestos, el bueno y el malo, lo hace todo mucho más real.
Eso ayuda mucho a la obra y le da mucho empaque a la función. Y luego nosotros hemos trabajado una cosa, porque es muy fácil llevártelo al poli fuerte poli débil, no bueno-malo, sino fuerte-débil, física y mentalmente, y nos pareció que era caer mucho en el tópico. La maravilla ha sido poder contar con Sergio para hacer el "débil", porque Sergio suele hacer el otro tipo de personajes, el rudo, el fuerte. En realidad, podrían hacer la función perfectamente intercambiándose los papeles y sería igual de interesante. Que Sergio haga el personaje del débil le da algo mucho más especial a la función, porque es un débil que en cualquier momento le puede dar dos buenas hostias también al fuerte. Una pelea entre estos dos... no me quiero ni imaginar lo que podría ser. Y esa tensión también le da mucha más fuerza, cuando van a llegar esos enfrentamientos, dices hostia, se puede liar muy parda. Porque en muchos países se ha hecho poniendo a un actor fuerte y a otro enclenque, y en Estados Unidos, que suelen hacer las cosas bastante bien, aunque nos moleste, la habían hecho Hugh Jackman y Daniel Craigh, entonces claro, ves que han puesto a dos armarios y a raíz de eso pensé yo que podía ser mucho más interesante así. Y luego eso, que Sergio, que es un tío que tiene muchísima vida, haga de un tipo que está alcoholizado, oscuro, lo lleva a otro lado, porque no caemos en ningún momento en el tópico y el estereotipo. Todo eso ayuda mucho a la función.
No terminas de identificarte con uno cuando pasas a estar con el otro, y te terminas quedando con los dos...
Yo lo pienso casi a diario. Esto es lo mejor que he hecho en mi vida y seguramente sea insuperable. Hay que disfrutarlo y ya está, porque es difícil que pasen estas cosas, que haya tanta unanimidad. He tenido también la gran fortuna, por otro lado, de que Sergio es uno de los mejores directores de España de teatro y lo tenía ahí, y había momentos en los ensayos que le preguntaba: Sergio, qué hago aquí, y tienes a un tipo que es híper brillante en la puesta en escena. Hay muchas ideas de Sergio ahí metidas. Y luego Roberto es un actor que excede mucho el papel del actor normal, Roberto es el primero que empezó a insistir en cortar el texto, y yo decía que no, que está bien, y él nos llevó a ser mucho más concretos con el texto. Los dos tienen mucha experiencia y una visión muy global del teatro, de la obra que están haciendo, no solamente de su camino. Y eso ha ayudado mucho a que los tres hayamos estado creando y hablábamos mucho al principio y un día nos preguntamos: pero estos, ¿a quién le están hablando, dónde están? Y les dije yo, vamos a jugar a que esto es un juicio y el jurado es el público, y tenéis que convencer al jurado, y convencerle con vuestra historia, y cuanto más os involucréis en contar vuestra historia y convencer al que está ahí, mejor. Y como ya os estáis saltando la cuarta pared desde el principio, porque incluimos un "hola buenas noches" para empezar, para dejar claro que nos estamos saltando la cuarta pared, a partir de ahí todo lo que ocurra en el patio de butacas lo podéis incorporar, todo. Lo que pasa es que es un texto muy complicado y a veces si te sales del monólogo, te puedes despistar, pero a mí me encantaría que recuperaran más cosas de lo que pasa fuera, porque lo hacen menos de lo que me gustaría, por la concentración. Pero hay un diálogo con el público y eso es algo que le ayuda a la función y la lleva a un sitio muy original, cuando podía ser un simple thriller.
Para la vuelta a Madrid, ¿habrá que retocar algo de cara a entrar en el Teatro Bellas Artes?
Ellos siguen probando cosas todo el rato en gira, me las cuentan, a algunas les digo que no, y a casi todas les digo que sí porque son buenas ideas. Pero la obra, desde que se hizo en el Canal hasta ahora ha crecido muchísimo, porque como además es una obra en la que se está hablando al público, que cada función es diferente, pasan cosas distintas, y se le han ido incorporando matices que le dan más solidez al montaje. Haremos unos ensayos para prepararlo bien la entrada en Madrid, pero sé de mucha gente que va a repetir y desde el Canal a ahora va a haber un gran crecimiento. Y luego mi idea -ojalá- mi idea es que esta función la podamos seguir haciendo muchos años. Sergio se irá a Los Ángeles, Roberto tiene otras cosas, pero de forma puntual seguiría haciéndola porque va a ir creciendo más y más con los años. Y son dos actores a los que les gusta eso, seguir probando, jugar, descubrir... Fue un proceso muy bonito y lo sigue siendo. Me acuerdo de la última función del Canal, que fue muy bonita, porque me di cuenta de que en el proceso Sergio y Roberto se habían hecho amigos, porque no se conocían cuando empezamos, Roberto y yo nos conocemos de toda la vida, pero a Sergio no le conocíamos, y en el proceso nos hemos conocido y nos hemos hecho amigos, y en la última del Canal lo vi claramente, que ya eran dos amigos, que había algo en ellos que también excedía a la relación de Rodo y Dani.
¿Sueles ir mucho a los bolos en gira?
Sí, últimamente voy menos, pero me gusta ir cuando puedo, porque más allá de ver la función creo que hay que acompañar a los actores, estar con ellos, porque esto es un trabajo en equipo y de pronto cuando empiezan las giras parece que el equipo se ha desintegrado y se quedan ahí sueltos, y creo que hay estar. Yo me chupé una gira entera de un musical y eso sí que cansa, todas las semanas, de jueves a domingo, pero estas giras son más tranquilas.
Te encargaste de la adaptación de Bajo terapia, otro bombazo. ¿Qué nos cuentas de esta obra?
Otro bombazo no, Bajo terapia ha sido EL BOMBAZO, porque desde la primera a la última función estuvieron todas las entradas vendidas. Yo lo dije, cuando me mandó el texto Ana Jelín, existe el mail en el que le digo: esto es un éxito, un exitazo. Y nada, como la obra es argentina simplemente me pidieron traerla aquí un poco. A mí me gusta mucho con las adaptaciones, siempre que se puede, que el personaje no hable en dólares y se llame Mike ni hable en pesos y se llame Osvaldo, creo que el espectador empatiza mucho más si se llama Pablo y habla en euros y te lo traes a España, porque las cosas que transcurren en Minessotta, como que me parece que no enganchan, ¿no?. A mí es que como espectador siempre me ha molestado mucho cuando estás viendo una obra en español y de pronto dicen Mike, es muy feo. La labor del adaptador no es simplemente traducir la función, sino cambiarla y hacerla más accesible para el publico de aquí. Y vi que Bajo terapia había que traérsela aquí evidentemente, nunca digo si estamos en Madrid o en Valencia, no hace falta tampoco. En Lluvia pasa lo mismo, se supone que estamos en España pero no se dice ningún sitio concreto, y ni siquiera sabemos si estamos en España, pusimos unos nombres muy neutros, Dani y Rodo, Vero, Lucho... bueno Josito sí que parece español. Y con Buena gente era obvio que había que traérselo aquí, eso no tenía ningún sentido hacerla en Boston cuando de lo que habla está pasando más en Madrid que en Boston, ahí sí que españolizamos absolutamente. Y en Bajo terapia ha sido mucho más sencillo que en las otras, porque trabajar del argentino al castellano es más fácil obviamente. Hay que tener cuidado también, porque cuando adaptas un texto argentino parece que no pero hay que cambiar muchas cosas, porque el uso de los verbos, de los tiempos verbales, es muy diferente. Lo que intento sobre todo es conseguir mucha coloquialidad con los diálogos, que suenen a calle, porque es uno de los problemas de las obras de teatro, sobre todo cuando se hacen adaptaciones de otros idiomas, que los diálogos resultan a veces muy literarios. Cuando tú dialogas los personajes no pueden hablar como un académico de la lengua. Tu protagonista no es Javier Marías generalmente.
Hablando de adaptaciones, estás ya con Tierra del fuego... que nada que ver con Bajo terapia...
Nada, nada que ver. Habla del problema palestino y es delicado, porque conviene no confundirlo con lo que ha pasado ahora en París, la gente tiene que saber que son dos cosas bastante diferentes. A mí esto me da la vida, porque en cine yo sólo hago comedia y de pronto poder encontrarme con una obra que habla de la historia de Israel, del problema palestino, me obliga a leer, a investigar, y para mí es un placer absoluto, y encima aquí voy a tener la posibilidad de trabajar con Claudio Tolcachir, que para mí es el mejor director ahora mismo. Lo de las adaptaciones me ha permitido la suerte de trabajar con Andrés Lima, con Veronese y con Tolcachir ahora. Ver cómo trabajan es un tesoro, un lujazo. Y la obra, Tierra del fuego, es muy interesante, la verdad. Está estrenada en Buenos Aires y creo que se va a hacer en Estados Unidos también.
Y lo siguiente que diriges, Rabbit hole. ¿Qué podemos contar?
Que es una maravilla de función, una preciosidad, es un drama pero como todas estas de David Lindsay te insiste mucho en que no te centres en el drama, que la hagas como si fuera una comedia, que ya el texto es lo suficientemente duro, porque es una familia que acaba de perder un hijo, y él dice que hay que hacerla como si fuera una comedia. Es un tipo muy interesante este autor. Está previsto estrenarla en la temporada que viene y el título que barajamos es para nuestra versión es Los universos paralelos. Y ya tenemos el elenco casi, pero mejor no decirlo de momento, por lo que pueda pasar.